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martes, 30 de octubre de 2012

OLIVER ROUSTEING

¿Quién es el chico nuevo en BALMAIN?

Es uno de los más jóvenes creadores al frente de una gran firma internacional. En un año, ha impuesto su ley y marcado tendencia.
Ha sido un año decisivo para Oliver. A sus 27 años, es la promesa más joven del mundo de la moda, el creador de los sueños de la renovada Balmain, una de las más prestigiosas casas de moda de París, de la que se convirtió en director creativo hace poco menos de un año.
Su colección para este otoño está surcada por prendas en vueltas en perlas, ricos bodados y complejas mezclas inspiradas en la feminidad de Elizabeth Taylor y en la filigrana de los huevos del orfebre ruso Febergé.
Oliver Rousteing, un niño mestizo adoptado por un matrimonio blanco, creció en la tranquila ciudad de Burdeos. Sus padres siempre le animaron a cumplir su sueño. A los 18 años se marchó a Roma e inició unas prácticas en el taller de alta costura de Gianni Serra que compaginaba con una vida al estilo de la dolce vita en versión moderna.
El pasado año se produjo la repentina salida de Christopher Decarnin de Balmain a la que llegó en 2005, con una mezcla singular de prendas con lujosos detalles y otras al estilo de los moteros macarras. Las hombreras, tachuelas y minivestidos de Decarnin tuvieron una influencia tan amplia que se acuñó el término ‘’balmania’’ para describir el fenómeno. Tras la desaparición de Decarnin, Roustein, que lleva dos años en la compañía ascendió de la noche al día a los más alto de Balmain.
En la moda, los cambios son vitales, y rousteing ha conseguido llevar a Balmain más allá de las tachuelas de motoristas que su prodecesor había inventado y con las que parecía haberse obsesionado.
Rousteing lo logra con preciosos adornos de los tejidos: perlas, camafeos de cristal en punto de cruz o terciopelos floreados. Combina la alta costura con vaqueros y sabe mezclar la elegancia con la comodidad que exige la vida moderna. Balmain presenta en la actualidad chaquetas con caída, sueltas, como si fueran la parte de arriba de un elegante pijama; vestidos de terciopelo muy sexis que se adaptan con delicadeza a cada curva del cuerpo femenino. No hay una sola pieza que se escape a las incrustaciones de perlas, cristales y bordados. Las cazadoras perfecto que relanzo Balmain en la época de Decarnin se mantienen, pero ahora también se mezclan con chaquetas esmoquin con solapas de raso sin aberturas o flecos a la vista.

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