Hoy quiero empezar con un tema que a muchas (por no decir todas) de nosotras nos saca de quicio. Y es que no sabemos porque ocurre pero ocurre, una vez y otra y quinta y séptima, y parece no cesar… Y el tema es – mucha, muchísima, un montón (de hecho – varios montones - de ropa) y absolutamente NADA que poner. A ver - levantad la mano a quien no ha ocurrido!
Bien, hoy por hoy todas sabemos que significa fondo de armario, ropa clásica, y etc. Pero, hay un pero y es que no a todas nos gusta lo que pone en estos conceptos. Por ejemplo: el clásico sastre – bien, me parece genial tenerlo en el armario, pero solo en el caso de que me lo pongo. Lo mismo con la falda tubo, lápiz llamarla como queríais – falda recta, yo tengo dos y ahora mismo están dobladas en una caja con la ropa que no pongo casi nunca. No creo que sea la única. ¿Porque? Porque en mi opinión cuando crearon estos conceptos y eligieron cuidadosamente que es lo que tiene y lo que no tiene que aparecer en el armario de una mujer ha pasado muchísimo tiempo, y trajes, faldas, pantalones, camisas han renovado tanto, han cambiado su aspecto, el tipo de tejido de cual han sido confeccionados, que algunas de esas prendas., por entonces cuando inventaron “fondo de armario” ni siquiera existieran. Me imagino que los “fondos de armario “de una mujer de principios de siglo XX y de otra de años 50 difieren mucho entre si. Pues lo mismo que con nosotros. Es obvio que moda siempre vuelve, pero en opciones muy renovadas. Todas tenemos algún vestido de nuestra abuela o madre, que ella ponía cuando tenía 25 años, es genial, bonito, práctico, con un corte impecable y parece que podrá vivir 50 años más. Pero lo tenemos en el armario, lo cuidamos, lavamos, planchamos – tenemos como un recuerdo y a veces pensamos “¿a ver cuando me lo pongo?”. La respuesta es - nunca. Ahora mismo tenemos tanto para elegir: estilos, tejidos, colores, que a mi me da la sensación que no queremos perder tiempo poniendo cosas ya pasadas, si no, poner algo nuevo, aunque sabemos que todo esto ya hubo de moda, simplemente lo repetimos.
Bueno, creo que vamos a reconducir un poco el tema. Fondo de armario. Primero, no puede ser el mismo fondo para una ejecutiva, una ama de casa, una periodista y una estudiante.
Una ejecutiva. Famoso traje de sastre - a mi me encanta de verdad, y tengo cuerpo para lucirlo bien – pero, y es una paradoja – no me veo con el, aunque sé que me queda como un guante. Yo creo que es algo que no depende de nuestra ocupación. Conozco muchísimas amas de casa que siempre llevan trajes y muchísimas ejecutivas que van con vaqueros y en ocasiones, cuando tienen alguna reunión súper – mega importante ponen traje – de hecho lo tienen en el armario de su despacho para cambiar en el momento.
Así que no estamos hablando de profesiones – hablamos de nuestro estado anímico. Antes yo intentaba preparar la ropa que iba a llevar por la mañana, por la noche. Nada, siempre, pero siempre cambiaba – porque no me levantaba para poner tacones – o todo lo contrario, quería guerra y llevaba tacones, mini, maquillaje (no suelo maquillarme porque a veces no me decido por algún color, pero para eso mi amiga Carolina) en fin…
Y no vamos a olvidar como cada una de nosotras pasa su tiempo libre, ¿salimos? Bien. ¿Donde? ¿Con quien? ¿Cuando? ¿Para que? ¿Pasarlo bien? ¿Ligar? De todo, repito, de todo depende que es lo que tenemos que poner.
