http://www.drjohnnydelcastillo.com/Nosotros.html

martes, 6 de noviembre de 2012

MI PARAÍSO

El hotel Carlton, que actualmente pertenece a la cadena Intercontinental, es un espléndido edificio de 1919 situado sobre la Croisette, enfrente mismo del mar, en el corazón de Cannes. El inmueble, declarado monumento histórico nacional, remite a la belle époque. Una de sus huéspedes más famosa fue la Bella Otero, la bailarina gallega que tuvo entre sus amantes al zar Nicolás II de Rusia, a Leopoldo II de Bélgica, a Alfonso XIII de España o al padre del sha de Persia. Manu Leguineche escribió que las cúpulas gemelas de la fachada principal están inspiradas en los dos pechos ejemplares de la irresistible cortesana. En los años 50, el Carlton alcanzó especial celebridad, pues en sus habitaciones se alojaron las estrellas más rutilantes de Hollywood, que acudían al Festival de Cine de Cannes. En la actualidad, sigue siendo, junto con el hotel Martinez, el favorito de las celebridades que asisten al certamen, pero en sus suites se alojan las figuras del papel cuché durante todo el verano, pues la Riviera francesa no ha perdido encanto por el paso del tiempo, al contrario, ha ganado en glamur con los años.

El hotel también ha sido escenario de películas, la más celebre de las cuales es Atrapa un ladrón, de Alfred Hitchcock, protagonizada por Grace Kelly y Cary Grant, a raíz de cuyo rodaje la actriz conoció al príncipe Rainiero de Mónaco, con quien acabaría casándose. Y de vídeos musicales, como I’m Still Standing, de un jovencísimo Elton John, y sobre todo World, de New Order, que parece una visita turística a las instalaciones. Del hotel se cuentan múltiples anécdotas: Kim Novak aseguraba que, tras estar toda la noche bailando, se encontró a los fotógrafos en el baño de su suite; Claudia Cardinale apareció en la puerta con un leopardo atado a una correa para promocionar El Gatopardo, y Nicolas Cage se subió a una mesa en la fiesta de presentación de Corazón salvaje para bailar como si fuera Elvis Presley reencarnado.

El restaurante de la planta baja del hotel merece una visita, pero también su coctelería, un local de copas para mirar y ser visto. El bar dedicó un cóctel, llamado lady carlton, a una dama inglesa que se alojó durante 25 años en una de sus suites. Las habitaciones son amplias, gustosamente amuebladas y muy acogedoras, con una decoración que podría calificarse de lujo contenido. Sus baños, con toda suerte de complementos de Acqua di Parma, resultan espléndidos por sus materiales y su luminosidad. Las habitaciones más caras dan a la Croisette y, aunque cuestan casi el doble, merecen el esfuerzo.
Una playa reservada a los clientes. El hotel dispone de su propia playa privada, enfrente mismo del Carlton. Cuando llega el buen tiempo, es un placer tomar el sol en sus tumbonas. La clientela no tiene que preocuparse por nada que no sea pagar, pues le proporcionarán todo lo que necesita: toallas, diarios, cócteles. Encantador es el Carlton Beach, un restaurante situado sobre la arena, con una cuidada decoración, que podría calificarse de chiringuito de lujo, y no es un oxímoron.

No hay comentarios:

Publicar un comentario