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jueves, 4 de octubre de 2012

Jean Paul Gaultier, larga vida a los ochenta

 Michael Jackson, Amanda Lear, David Bowie, Grace Jones, Boy George, Annie Lenox... los ochenta y sus estrellas han vibrado en el night club de Jean Paul Gaultier, porque esto es mucho más que una pasarela, esto es espectáculo

Irrepetible, el desfile de Jean Paul Gaultier nos dejaba sin palabras, con un opulento homenaje a los ochenta que nos ha contagiado la genuina fuerza de Jean Paul Gaultier. Icónico, porque este será ese tipo de desfiles que triunfan en las retrospectivas sobre la historia de las firmas. Y por último, genial, porque ¿cuántas veces Michael Jackson, Amanda Lear, David Bowie y su alter ego Ziggy Stardust, Grace Jones, Boy George, Sade, Annie Lenox o Madonna poseen una pasarela? Eso es algo que sólo se le podría haber ocurrido a Gaultier, y por eso, le aplaudimos.


Los ochenta, con sus looks excesivos, sus peinados extremos y sus colores metálicos han inspirado al diseñador, en este homenaje a una época que marcó la moda para siempre. Porque, es quizá la década más criticada en lo que a estilo se refiere, pero no podemos negar que llamó a la rebeldía a toda una generación, que gritó al mundo quién era mediante purpurina y plataformas.


 La androginia de Bowie y de Grace Jones se ha manifestado en forma monos y trajes de chaqueta de angulosas hombreras, que ponen el toque masculino, y aberturas en la cintura que aportan el aire sexy. Las rayas diplomáticas han roto el riguroso negro que abría la colección, junto al rojo color de pelo de Ziggy Stardust, cuyo homenaje ha culminado con un espectacular jumpsuit asimétrico, cuajado de estrellas multicolor. Madonna ha llegado en forma de vestidos llenos de transparencias, las míticas camisetas marineras del diseñador, cruces y tops de rejilla. ¿El siguiente paso? Una genial Karlie Kloss caracterizada como Boy George, dando paso a unas salidas llenas de color, con amplios pantalones de seda estampados, vaporosos vestidos palabra de honor y chaquetas de inspiración kimono. Porque, no nos engañemos, al margen del show, cada prenda reivindica su entidad y puede ser llevada sin caer en lo excéntrico. Ahí reside la grandeza de Gaultier.


Pero las referencias siguen, hemos bailado Billy Jean mientras las modelos aparecían, como dobles de Michael Jackson, con sus cazadoras de cuero, para retomar la serenidad estilística de Sade, que ha dado lugar a algunas de las salidas más sensuales del desfile, vestidas de negras transparencias.


Y para poner el broche final, Amanda Lear -modelo, cantante, musa de Dalí...- se ha subido a la pasarela del brazo de Gaultier, con un vibrante vestido rosa, cerrando el círculo ochentero en el que nos ha sumergido el diseñador. Queremos que Gaultier nos siga sorprendiendo así porque, como rezaba el Rebel Rebel de Bowie:
"We like dancing and we look divine!"







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