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miércoles, 26 de diciembre de 2012

En el estudio de Suma Cruz

Se diseñan los tocados con los que sueñan todas las novias y chicas que quieren un toque especial...


"Remata un look. Realza y encuadra el rostro. Te distingue del resto. En invierno, abrigan. En verano, protegen del sol. Es un toque de feminidad que se empezaba a peder y que había quedado reservado a determinados actos sociales. Denota personalidad y seguridad". Haciendo suyas las dos últimas cualidades, Susana Cruz enumera pausada y rítmicamente las razones por las que llevar tocado o sombrero es un acierto. Sesenta o setenta cabezas blancas auspician sus palabras. Literalmente. Decenas de cabezas de maniquíes se alinean en las estanterías que vertebran la buhardilla-estudio-taller de Suma Cruz. Cada una luce silenciosa un tocado, una joya. Una idea que Susana tomó del vestidor de la Bruja de Oz, un mundo fantástico y que ahora es la seña de identidad de su estudio.

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Mi estudio es tal y como lo soñé. Me gustan todos sus rincones. Las estanterías llenas de materiales, los espejos, las mesas, las luces, los cuadros, las cabezas...". Susana está tan unida a ellas que le gusta pensar que cuando ella se marcha cobran vida, como en Noche en el Museo. Por eso, todas las mañanas cuando llega las da los buenos días y cuando se marcha, las buenas noches. Ellas, en su mutismo y actitud distinguida, sofisticada y un tanto estoica, sostienen lo que Susana Cruz mejor sabe hacer: accesorios para la cabeza.

Ella insiste en que Suma Cruz es mucho más que tocados y le gusta definir lo que hace así: accesorios para la cabeza. Dice estar "feliz porque los sombreros y demás accesorios vuelven a aparecer con fuerza en el día a día, y no sólo en actos especiales". Sus clientas fetiche son las novias. "Cada vez que una de ellas nos elige para su boda se cumplen nuestros sueños", dice Susana. "Además, las novias han cambiado mucho en estos últimos años y me hacen sentir orgullosa al venir a Suma Cruz buscando ese toque que las diferencie del resto y que resalte, sobre todo, su personalidad".

Pero los tocados, como dice Susana, no sólo son para bodas y actos especiales. "Me gustan con looks sencillos, así destacan por encima de todo", argumenta. "Por ejemplo, una corona de cristales con vaqueros, camiseta y havaianas. Cuando me encuentro a clientas así por la calle, cosa que cada vez ocurre más, se me saltan las lágrimas. También me gusta una corona de perlas y flores de latón con un vestido vaporoso y sandalias planas. O un sombrero de mohair con plumas a modo de cinta coronando un look de pantalones, botas militares y jersey de lana gordita". Lo importante es la seguridad y la personalidad. Las cabezas silenciosas y estoicas de su estudio así lo afirman.

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