Tonos pastel, cortes asimétricos y superposición de volúmenes en sedas brillantes y tejidos sueltos, así ha sido el desfile de Emporio Armani
Emporio Armani vuelve a sorprendernos con sus expertos cortes, sus patrones asimétricos y su sofisticada elegancia. El brillo metálico de sus minivestidos, sus chaquetas desestructuradas y la superposición de prendas han marcado una propuesta con ese allure especial que define a la firma.
Los colores fetiche de la casa: gris, azul noche y blanco, se mezclan con el beige, el melocotón y el kaki, junto a los acabados metálicos en dorado, rosa y azul bebé.
Las chaquetas asimétricas resultan todo un ejercicio de patronaje, el mismo que se aplica a los vestidos, con diferentes capas superpuestas. Bajo unos rotundos tops de silueta en A, se perciben unos shorts y un minifaldas de acabado metalizado unas veces, y con estampados de rayas otras. Pero la otra gran vertiente en lo que a shorts y chaquetas se refiere, ha llegado con unas piezas más ligeras, con estampados multicolor de formas geométricas, que parecen salidas de una pintura de Cèzanne. Y en esa línea de formas sueltas, Emporio Armani se ha decantado también por otro tipo de vestidos, más cercanos a los años veinte, adornados por grandes lazadas a la cintura.
Los accesorios se han presentado como una de las grandes apuestas de la colección, llenos de personalidad y completando cada look. Carteras de mano, doctor bags... todas las formas que podemos imaginar han estado presentes, combinadas con unas maxijoyas que se hacían eco de los delicados colores de las prendas.
Esta es la manera de reinventarse sin traicionar los valores y la tradición de una firma.
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