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lunes, 27 de agosto de 2012

Jardín de otoño

Michael Kors apuesta por una moda campestre con mezclas de lana, punto, pelo y estampados escoceses.
Pilar fundamental de la industria de la moda americana –la firma que lleva su nombre ha cumplido treinta años, y su reciente salida a bolsa se reveló como la más exitosa de la historia–, estrella de la televisión –su papel de jurado y tutor en el programa Project Runway le ha valido el estatus de famoso en su país–, y amigo de celebrities varias –“Es algo que viene con este trabajo. Llevo muchos años y soy una persona muy fiel. Tengo amigos que todavía mantengo de la época de Studio 54”, cuenta el creador–, Michael Kors acaba de estrenar boutique en la madrileña calle Serrano en plena crisis financiera. “La tienda está funcionando genial. Nunca he sido muy propenso a pensar en las consecuencias de lo que hago. Nunca he tenido miedo de avanzar. No voy a parar ahora que cuento con mucha más experiencia que antes”, explica el diseñador.

 

Nacido y criado en Long Island, Michael Kors, hijo único en el seno de una familia típica americana –“Siempre me he sentido muy querido. Quizás algo malcriado por mi madre y mi abuela”, bromea el creador–, tuvo clara su vocación desde pequeño: “Me encantaba dibujar. Dibujaba desde edificios hasta mobiliario o ropa. Cuando me di cuenta de que no iba a ser arquitecto, porque era malísimo en matemáticas, opté por la moda. Tendría ocho o nueve años. Me encantaba ver a mi madre con diferentes trajes y vestidos. Era como sufrir una metamorfosis”. Después de experimentar su propio sueño adolescente – “Quise ser una estrella de Broadway. Pensé que podría cantar y bailar, y comencé a recibir clases de actuación. Pero supe darme cuenta de que, primero, no sabía cantar, segundo, era un bailarín terrible, y tercero, cuando acababa las clases salía corriendo para irme de compras porque eso era lo que realmente amaba. Así que a los 14 años ya me había decidido. Y a los 16 ya diseñaba mis propias prendas”–, Michael Kors empezó a estudiar diseño de moda en Nueva York. Aquello no duró mucho tiempo. “Nunca acabé los estudios. Era demasiado ansioso y ya estaba trabajando en una tienda donde el dueño me dejaba diseñar una colección completa”, se sincera. Treinta años después, Michael ha construido un imperio que cuenta con más de 300 tiendas propias en todo el mundo y cuyos beneficios han aumentado en 58% en el último semestre. “Mi fórmula funciona. Al principio sólo hacía vestidos carísimos para mujeres de Nueva York. Ahora en mis tiendas puedes encontrar desde trajes de fiesta y bolsos de cocodrilo a bikinis o gafas. Diseño para una mujer cosmopolita y moderna que no tiene tiempo para que la moda domine su vida pero que quiere estar perfecta todo el día”, cuenta Michael Kors.
Diseñador a tiempo completo –“La moda es mi vida, por lo tanto ocupa las 24 horas de mi día los siete días de la semana”–, la energía y positividad desbordante que todavía conserva a sus 54 años de edad le permiten tener tiempo para sus otras dos grandes pasiones: el teatro y viajar. “Me obsesiona viajar. Mis amigos siempre bromean con la idea de que tendría una agencia de viajes fabulosa. Lo peor es que tienen razón. Necesito cosas que me sorprendan cada día, y viajar me llena de energía. Además soy un fanático del teatro. Experimentar otras vidas durante dos horas es liberador”, explica. Mientras tanto, el papel que decidió interpretar en la vida, el de diseñador estrella, le va como anillo al dedo.

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