Los bolsos
icónicos, aquellos que pertenecen al selecto olimpo de los eternos,
encierran una historia y, en ocasiones, una leyenda; en definitiva, algo
evocador capaz de inspirar el diseño. Los de la casa Louis Vuitton trascienden el estatus de
accesorio para convertirse en un mito concebido en exquisita
piel. Diseños con espíritu atemporal y cuidada fabricación. Dos pilares
fundamentales chez Vuitton que se aplican a cada modelo de la maison
donde cada bolso cuenta con una historia detrás. Y ahora, la nueva piel Monogram
Empreinte viene dispuesta a revisitar cada miembro de la familia
Vuitton. El primero en revestir su historia con ella ha sido el modelo Speedy.
Repasando
la historia de los nombres de los bolsos legendarios de
Vuitton, los archivos de la casa recuerdan que el Speedy ya suma más
de ocho décadas de vida y el Alma reinterpretaciones de
grandes artistas –Azzedine Alaïa en 1996 para el centenario de la lona Monogram; Stéphen
Sprouse en 2001 y Takashi Murakami en 2003–. El Saumur rinde
tributo a la equitación, el Neverfull a su cualidad principal –la
de albergar todo lo que su dueña necesita, y más– y el Noé a la
Biblia. Descubre las bellas historias de estos bolsos de
leyenda.
Primogéntio
de la saga, el Speedy nació en 1930 bajo el nombre de Express
–en un intento por reflejar el estilo de vida rápido de la época, la velocidad
de los medios de transporte, etc–. Un par de décadas después se convirtió en el
bolso-para-todo por excelencia, por su carácter espacioso sin resultar
demasiado voluminoso. La mismísma Audrey Hepburn fue la
instigadora de una nueva versión del bolso, cuando en 1965 pidió una
modificación: el Speedy pero ligeramente más pequeño. Nacía así en Speedy
25.
El
bolso Speedy en lona Damier Azur, de Louis
Vuitton.
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