"Remata
un look. Realza y encuadra el rostro. Te distingue del resto.
En invierno, abrigan. En verano, protegen del sol. Es un toque de feminidad que
se empezaba a peder y que había quedado reservado a determinados actos
sociales. Denota personalidad y seguridad". Haciendo suyas las dos últimas
cualidades, Susana Cruz enumera pausada y rítmicamente las
razones por las que llevar tocado o sombrero es un acierto.
Sesenta o setenta cabezas blancas auspician sus palabras. Literalmente. Decenas
de cabezas de maniquíes se alinean en las estanterías que vertebran la
buhardilla-estudio-taller de Suma Cruz. Cada una luce silenciosa un
tocado, una joya. Una idea que Susana tomó del vestidor de la
Bruja de Oz, un mundo fantástico y que ahora es la seña de
identidad de su estudio.
"Mi estudio es tal y como lo soñé. Me gustan todos sus rincones. Las estanterías llenas de materiales, los espejos, las mesas, las luces, los cuadros, las cabezas...". Susana está tan unida a ellas que le gusta pensar que cuando ella se marcha cobran vida, como en Noche en el Museo. Por eso, todas las mañanas cuando llega las da los buenos días y cuando se marcha, las buenas noches. Ellas, en su mutismo y actitud distinguida, sofisticada y un tanto estoica, sostienen lo que Susana Cruz mejor sabe hacer: accesorios para la cabeza.
"Mi estudio es tal y como lo soñé. Me gustan todos sus rincones. Las estanterías llenas de materiales, los espejos, las mesas, las luces, los cuadros, las cabezas...". Susana está tan unida a ellas que le gusta pensar que cuando ella se marcha cobran vida, como en Noche en el Museo. Por eso, todas las mañanas cuando llega las da los buenos días y cuando se marcha, las buenas noches. Ellas, en su mutismo y actitud distinguida, sofisticada y un tanto estoica, sostienen lo que Susana Cruz mejor sabe hacer: accesorios para la cabeza.
Ella
insiste en que Suma Cruz es mucho más que tocados y le gusta definir lo que hace
así: accesorios para la cabeza. Dice estar "feliz porque los sombreros y
demás accesorios vuelven a aparecer con fuerza en el día a día, y no sólo en
actos especiales". Sus clientas fetiche son las novias.
"Cada vez que una de ellas nos elige para su boda se cumplen nuestros
sueños", dice Susana. "Además, las novias han cambiado mucho en estos
últimos años y me hacen sentir orgullosa al venir a Suma Cruz buscando
ese toque que las diferencie del resto y que resalte, sobre todo, su
personalidad".
Pero los
tocados, como dice Susana, no sólo son para bodas y actos especiales. "Me
gustan con looks sencillos, así destacan por encima de
todo", argumenta. "Por ejemplo, una corona de cristales con vaqueros,
camiseta y havaianas. Cuando me encuentro a clientas así por la calle, cosa que
cada vez ocurre más, se me saltan las lágrimas. También me gusta una
corona de perlas y flores de latón con un vestido vaporoso y
sandalias planas. O un sombrero de mohair con plumas a modo de cinta
coronando un look de pantalones, botas militares y jersey de
lana gordita". Lo importante es la seguridad y la personalidad. Las
cabezas silenciosas y estoicas de su estudio así lo afirman.
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